Llega el buen tiempo y con él la época de bodas. Al ajetreo de toda la organización, el vestido, los invitados y el menú, se suma el deseo de querer lucir el mejor aspecto para un día tan especial. Pero el estrés de los preparativos no ayuda demasiado, y si además de eso tenemos en cuenta que ya no nos casamos tan jóvenes, recurrir a la medicina estética es una buena opción para que la belleza se refleje en nuestro rostro.









