Se trata de una técnica quirúrgica cuyo concepto es muy antiguo pero que fue variado y perfeccionado por el Dr. Coleman de Nueva York, con el que estuvo el Dr. Pérez-Escariz desarrollando esta técnica de primera mano.

Es la utilización de tu propia grasa enriquecida, tratada, sedimentada, preparada e infiltrada por nosotros como material de relleno.

Lógicamente es la que mayor compatibilidad posee.

Es una técnica utilizada tradicionalmente en Cirugía Plástica, pero ahora el tejido se obtiene, trata e introduce de otra manera, con un sistema especial de cánulas y jeringas descritos por el Doctor.

¿En qué consiste la técnica?

La técnica precisa de anestesia local para obtener el tejido graso. Este se absorbe a baja presión con unas cánulas especiales (ni finas que rompen las células ni gruesas que peligre su supervivencia en el lugar donde rellenemos).

A continuación pasa por el equipo de centrifugación que separa básicamente el suero de la grasa líquida y de las células grasas.

Estas se decantan y seleccionan las fases más puras, para así obtener una calidad óptima de material de relleno.

Estos adipocitos son infiltrados mediante una técnica especial en forma reticulada en varias capas para crear un relleno estable y una buena supervivencia del tejido injertado.

El único inconveniente es que el porcentaje de reabsorción del tejido implantado es variable (pero elevado) en cada persona y cada zona.

La reabsorción es un proceso que no dura mucho, por lo que en seguida sabemos la parte que se ha integrado de forma definitiva.

Puede infiltrarse varias veces sin problema.

¿Cuánto duran los resultados?

Una vez pasado el periodo de reabsorción natural, lo que queda puede considerarse ya parte del propio cuerpo y se comporta como tal. Estará sujeto por tanto a los cambios de peso u hormonales.