Es una técnica muy antigua que consiste en la erosión o abrasión controlada de la piel para obtener un nivel homogéneo de cicatrización.
Sirve para tratamiento de arrugas, pliegues, irregularidades, cicatrices de cualquier origen, tatuajes…
Cuando las arrugas son superficiales responden muy bien al tratamiento mediante dermoabrasión. Es un procedimiento quirúrgico con todas sus ventajas e inconvenientes.
El Cirujano Plástico controla el nivel de profundidad del tratamiento in situ y se puede realizar en distintas sesiones.
Tras la acción abrasiva hay que dirigir la cicatrización “por segunda intención”, no se dan puntos. Así se obtendrá una cicatriz de la mejor calidad posible.
El Dr. Pérez-Escariz debe evaluar cada caso y determinar si el/ la paciente puede beneficiarse de esta técnica.